sábado

::: silencio :::


A qué suena apagar la música y las luces?
cerrar puertas y cortinas y quedar en medio de la habitación,
en el suelo y sentado.

Penumbra, lúcido, quieto,
y manos sobre los muslos.


En cualquier caso tratando de contener la respiración,
mudo y solo.

Lo primero la ansiedad. gradualmente insufrible.
Pero resistes (o tratas)

Madrugada

y silencio. insistente y penetrante
helado.
inmóvil.


Con todo, permaneces.


Así la ausencia de luz trae consigo oscuridad más profunda que la noche
y desfilan entonces inevitables las imágenes. los sonidos. murmullos...

(Arrancar. O cuando menos sentir el deseo de moverte,
de hacer algo
prender luces, un fósforo, el televisor)

Pero aunque indeciso o más bien cobarde, te quedas, silente.

: [Las sombras de los arboles en las cortinas son tus propias manos
extensiones mórbidas de tu cabeza, tentáculos torpes e irreconocibles.]

Dedos indecisos y pupilas que se agitan obsesas sin dar a nada en la muralla negra.

- Miedo? A qué?

(la pregunta es también quienes son aquellos

los que susurran. y adónde.
pasos o madera vieja remecida por el viento. incertudumbre.)

rigidez, tensión y bullicio. sudor.
la boca y el corazón una sola grieta abierta y musgosa,
caverna húmeda y ciega.

Y esperas...
Hasta que finalmente te internas en el bosque más allá de la pesadilla y la repulsión
y desde el bolsillo tomas la llave.


Hasta el horror...