domingo

::: waiting for the snake :::

Tal parece que, contra las posibilidades, life goes on. La clasica pregunta de Heidegger (que no es de él en todo caso), por qué hay el ser y no más bien la nada. Aunque tambien es posible que la nada se entrometa en la vida de vez en cuando...
Yo y mi circunstancia decía la famosa dupla (orteguita y gasset). Yo soy mi substancia y sus accidentes sería la traducción aristotélica. Pero si desconozco al sujeto en la oración en cuestión, quedan meros fenómenos gravitando en torno a ningún centro. Queda hacer como el Principito e ir saltando de asteroide en asteroide, aunque en este caso no existe el planeta original, con la rosa y el volcan. Digamos que el Principito en este caso va tropezando de planeta en planeta sin atinar con nadie salvo una serie de espejos. De este modo, el Principito no deja de mirarse a si mismo, y sin embargo nunca ve más allá del espejito espejito. Tropieza hasta el hastío consigo mismo, y la pregunta es si los rostros que ve en los espejos son el resultado de un reflejo efectivo, o de un producto de la mirada, o de la deformación progresiva del reflejo en virtud de una autocontemplación excesiva (como quien pronuncia muchas veces una palabra cualquiera, su porpio nombre, hasta que no significa nada...). No es difícil adivinar que, aunque la motivación de este viaje por parte del principito no sea el narcisismo, probablemente se ahogará consigo mismo.
A no ser que la serpiente lo salve primero.
[queda por ver si en esa parte dice game over o si recien empieza de verdad el juego]