jueves

se remata


casa como un cementerio
amoblada y con calefaccion
ventanas grandes desde donde se ve el mar
y por las cuales ocasionalmente entra una brisa fresca si decide abrirlas.

incluye gatos y vecinos amables,
además de habitaciones relativamente comodas.
puertas anchas por donde entran los muertos
y paredes que aislan adecuadamente sus monólogos.

la noche en el barrio es silenciosa,
de tal manera que los fantasmas susurran de forma sigilosa cuando no hay luna.

Llueve, y con frecuencia,
mas el huesped encontrará una especie de pobre gozo
al ver caer el agua del otro lado de los vidrios empañados.

El tiempo no corre ni más lento ni más rápido,
pero las tardes tristes no lo son tanto si las cortinas dejan entrar algo del sol apagado que visita nuestra ciudad.

Y aunque las horas sucesivas le sugieran lo contrario,
cada despertar le traerá la grata esperanza de volver a estar vivo alguna vez.